El otoño en el Cantábrico es tiempo de cefalópodos. Las sepias, los pulpos, las potas y los txipirones inundan nuestras lonjas estos meses dejando un negro reguero a su paso. No sólo en el suelo, también en mis manos curiosas que escarban las cajas para seleccionar lo mejor de lo mejor. Así me pasa, luego no hay quien dé color a mis uñas…
Aunque las cuatro especies de mariscos son ricas, porque en realidad se trata de mariscos cefalópodos, los vascos y vascas siempre hemos tenido predilección por los txipirones. Ya a la plancha, en su tinta, fritos o en cualquier preparación, comer txipiron o calamar de toda la vida ha sido algo especial para nosotros, no es un plato o pescado cualquiera, es algo rico, de buena prensa, e incluso, elegante.
Y no hay receta más fácil y sencilla de elaborar que unos txipirones a lo Pelayo. La preparación en sí no tiene misterio, lo que sí lo tiene es su nombre, a quién se le ocurriría por primera vez llamar a unos calamares encebollados Pelayos, nadie lo sabe, pero así se han quedado. Hay quien atribuye este apelativo al dueño de un bar de Getaria pero no existe certeza para esa afirmación, así que lo dejaremos como una incógnita por resolver que no nos ha de impedir disfrutar de esta suculenta receta tan sencilla de ingredientes y de elaboración.
Aquí os la detallo con txipirones pequeños, pero igualmente se puede preparar con ejemplares grandes troceados o con sepia. Es un plato que se puede dejar prepararado con antelación y se puede llevar en un tupper al trabajo. Acompañado además de arroz se convierte en un contundente plato único.
¡Qué lo disfrutéis! On egin!
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