El reto de Carol Archeli: ¿Sepia o calamar? Comiendo con el equipo de Ondojan

La reunión tuvo lugar, a puerta cerrada y una vez más en el domicilio particular de la pescatera, en el barrio de Gros, el pasado 29 de enero. Y al igual que en la anterior ocasión, nos acompañó José Ignacio del Cura, marido de Carol y, al igual que ella, incorregible cocinillas y gourmet confeso.

El reto de Carol Archeli: ¿Sepia o calamar? Comiendo con el equipo de Ondojan

La reunión tuvo lugar, a puerta cerrada y una vez más en el domicilio particular de la pescatera, en el barrio de Gros, el pasado 29 de enero. Y al igual que en la anterior ocasión, nos acompañó José Ignacio del Cura, marido de Carol y, al igual que ella, incorregible cocinillas y gourmet confeso.

En cualquier caso, aunque lo acordado con Carol fue una comida basada en recetas de su libro, la regente de la Pescadería Espe es un espíritu libre y nos montó una “encerrona” en la que no nos limitamos, como esperábamos, a comer y disfrutar, sino que fuimos sometidos a un examen digno de las más duras pruebas de acceso universitarias… aunque en este caso hablamos de “selectividad gastronómica”.

Pero vayamos por partes. Como decimos, Carol Archeli es un espíritu totalmente libre, así que aunque nos esperábamos una comida 100% pescado, José Ignacio y ella nos sorprendieron con un inicio más bien verde, consistente en un plato de exquisitas guindilla encurtidas provenientes de la huerta que el azalean padre de Carol, Arsenio Archeli, cultiva en Aibar (Nafarroa), seguido de una ración de verduritas al vapor, que Carol elabora con la vaporera y que complementa con un pequeño salteado y la adición de un chorrito de buen Aceite de Oliva Virgen Extra. Con este sano y sabroso entrante, nuestra amiga, como siempre, nos sorprendió muy agradablemente.

Seguimos, ya entrando en materia con el pescado, con una deliciosa ración de Mejillones y Berberechos en la que, al igual que con las verduras, primó la sencillez en la elaboración con el fin de aprovechar toda la potencialidad de los sabores. Para elaborarlos, Carol pica muy finamente pimiento rojo y verde, puerro y ajo, los rehoga pacientemente con pimienta negra y laurel, añade los mejillones dejando que se hagan con el vapor que emana de las verduras, al rato añade los berberechos, tapa y deja que el calor haga su labor sin añadir vino ni ningún otro potenciador del gusto… una auténtica delicia.

Y tras estos dos relajantes entrantes, llegó la prueba de fuego cuando Carol y Jose nos plantaron delante sendos platos de Calamar y Sepia rebozada (fotos inferiores) planteándonos el reto: “A ver si adivináis cuál es cuál”. Pues bien, no solo fuimos incapaces de hacerlo, sino que el plato que nos pareció más sabroso y que supusimos correspondía a los calamares (foto izquierda) era, en realidad el plato de sepia, que rebozada resultó mucho más resultona que su rival. (Ver receta en pág. 18)

Y lo mismo nos sucedió con los mismos cefalópodos cuando nos fueron servidios troceados en su tinta (ver foto en pág. 16). De nuevo nos tocó, y nunca mejor dicho, sudar tinta china. Y de nuevo fallamos, ya que dimos por sepia la de la derecha al considerarla más sabrosa, cuando en este caso sucedió lo contrario. Se trataba de los calamares, que en su tinta expresan mejor su suculencia, mientras la tartera de la izquierda contenía la sepia. Según nos aclaró Carol para futuras “encerronas”, la tinta de la sepia es mucho más negra que la del calamar, con lo que puede ser fácilemente identificable a simple vista.

Terminado el diabólico test de nuestros anfitriones en el que quedó demostrado que cumplimos a rajatabla la frase de Sócrates de “Sólo sé que no sé nada” y que tenemos mucho por aprender!!

Ver receta de Rabas de Calamar

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