El protagonista del presente artículo no va a ser un pescado, como viene a ser de costumbre, si no que hoy voy a hablar de ese acompañante de lujo que tantas veces luce y complementa nuestros platos de pescado, y que en verano rebosa nuestra huertas: El tomate.

Tomateando

El protagonista del presente artículo no va a ser un pescado, como viene a ser de costumbre, si no que hoy voy a hablar de ese acompañante de lujo que tantas veces luce y complementa nuestros platos de pescado, y que en verano rebosa nuestra huertas: El tomate.

El tomate es el fruto de la planta Solanum lycopersicum, perteneciente a la familia de las plantas solanáceas. Llegó a Europa de la mano de Cristóbal Colón desde Latinoamérica y vino para quedarse.
Se ve que la planta tiene gran capacidad de adaptación, como los seres humanos, y todo tipo de suelo le va bien. Ya que no hay huerta que se precie, me atrevería a decir en el globo terrestre, que no presuma de tomate en la temporada estival. Con decenas de apelativos y miles de variedades, el tomate es uno de los frutos más consumidos en todo el mundo.

Mi abuela decía que el tomate pone guapa.

Y la ciencia, con el paso de los años, está dando respaldo a esta vieja afirmación.
En su interior se han encontrado una gran cantidad de macro y micronutrientes con efectos muy beneficiosos para nuestra salud.
Además de agua, cerca del 93% de su peso, el tomate destaca por su riqueza vitamínica y mineral.
Se han encontrado en él vitaminas como las B1, B6 y B12 y minerales como el magnesio, potasio y hierro.
Además es rico no, riquísimo, en sustancias antioxidantes como las vitaminas C y E, y los preciados carotenos como el betacaroteno y el cada vez más popular licopeno.
Todas estas sustancias, y muchas más que no enumero aquí, nos ayudan enormemente a mantener nuestro sistema inmune fuerte, a evitar el envejecimiento prematuro de las células, a prevenir enfermedades cardiovasculares y determinados tipos de cáncer, especialmente el de próstata, en el caso del licopeno.

Hay otro dato curioso que la ciencia también ha demostrado.
Nuestro organismos aprovecha mucho más este tipo de sustancias cuando van en un medio graso, y más aún, cuando al medio graso se acompaña un aumento de temperatura.
¿Esto qué quiere decir? Muy sencillo.

Que si quieres que todas esas sustancias ricas lleguen a tu organismo, se queden en él y cumplan sus funciones has de hacer dos cosas:
come siempre tu tomate aliñado en un buen aceite (oliva virgen extra mucho mejor)
consume salsa de tomate de calidad (al cocinarla a altas temperaturas has conseguido facilitar la entrada de estas sustancias a tu organismo)

Así que, queridas lectoras y lectores, ponganse las botas de buen tomate, y sean conscientes de lo que tienen en el plato cada vez que lo consuman, salud.

Y si a este cóctel de vitalidad le añadimos todos los componentes de nuestro buen pescado de cada día (proteínas de alto valor biológico, minerales, omega 3, vitamina D…) ¿qué más se puede pedir?

Si ya lo dijo Hipócrates hace siglos “que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”
On egin!

Ver receta de Bonito con tomate

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