Se pone a cocer en una olla grande y con abundante agua: las espinas y cabezas del pescado, las cabezas y peladuras de las gambas, los mejillones, los puerros, las zanahorias, el perejil y la cebolla. Se añade sal y se deja cocer lentamente, al menos una hora, y con la tapa puesta para no perder vitaminas ni minerales.
Transcurrido este tiempo se cuela separando el caldo de todo lo demás. Posteriormente se separan cuidadosamente los puerros, la cebolla, las zanahorias y la carne de los mejillones, desechando todos los demás despojos a la basura.
Se coloca en una olla grande aceite de oliva y allí se rehogan los dientes de ajo y las verduras que hemos rescatado del caldo, la carne de los mejillones y la carne de pescado que teníamos reservado en crudo. Transcurridos unos minutos, añadimos el pan cortado en filetes finos y lo rehogamos también. Después se añade el vaso de salsa de tomate y la tacita de coñac, dejando que la mezcla cueza unos minutos, transcurridos los cuales añadiremos poco a poco el caldo de pescado ya colado. Dejaremos cocer todo unos 20 minutos, después lo pasaremos todo por la batidora, en el caso de querer una sopa fina y sin tropiezos.
A esa sopa resultante se añadirán los cuerpos de las gambas, los cuerpos de las almejas (que previamente habremos abierto en una cazuela al fuego con un poco de agua) y la guindilla al gusto. Y ya tenemos la sopa, solo queda rectificar de sal.
Si la dejamos reposar 24 horas ganará mucho en sabor y textura. Pero también se puede consumir el día de su elaboración o congelarla para otra ocasión, en el congelador no pierde nada.
On egin!